La radiofrecuencia pulsada (RFP) es una técnica utilizada para el manejo del dolor crónico, que actúa sobre somas neuronales en ganglios del sistema nervioso o directamente sobre los axones de neuronas periféricas. A diferencia de la radiofrecuencia continua o térmica, la RFP no destruye tejido, sino que modula la actividad neuronal a través de un mecanismo que aplica energía eléctrica controlada sin generar calor significativo.
¿Cómo funciona?
En la RFP, se aplica energía en forma de pulsos eléctricos cortos y repetidos, habitualmente con un voltaje de 45 V durante 2 minutos. Aunque el voltaje de cada pulso es relativamente alto, la energía total no es elevada, ya que los pulsos se administran en intervalos breves (generalmente a 2 Hz, con 500 ms de pulso y 480 ms de descanso). Esta pauta permite que el tejido tenga tiempo para enfriarse entre pulsos, evitando un aumento significativo de la temperatura local (manteniéndose por debajo de los 42 °C), evitando el daño térmico.
Spikes y Modulación Neuronal
El concepto de «spikes» en el contexto de la radiofrecuencia pulsada (RFP) se refiere a los picos de alta energía que se generan durante la aplicación de pulsos eléctricos breves y repetidos. Estos picos de energía son extremadamente cortos, pero lo suficientemente intensos como para alterar la actividad neuronal sin elevar la temperatura, evitando así el daño térmico. A pesar de la alta energía momentánea de estos spikes, la naturaleza pulsada del tratamiento permite que el calor se disipe entre los pulsos, lo que mantiene la temperatura baja y segura para los tejidos.
Estos spikes afectan la excitabilidad neuronal al interferir con los mecanismos iónicos en la membrana celular, particularmente con las bombas sodio-potasio ATPasa dependientes. Esto lleva a una modificación en la polarización de la membrana, elevando el umbral para generar potenciales de acción en las fibras nerviosas A-delta y C, que son las principales responsables de la transmisión del dolor. Como resultado, se reduce la capacidad de estas fibras para desencadenar el inicio de la transmisión de las señales dolorosas al sistema nervioso central, proporcionando un efecto analgésico sin causar daño a los tejidos nerviosos.
Alteración de los Canales Iónicos
Los canales iónicos en la membrana neuronal regulan el flujo de iones como sodio (Na+), potasio (K+), y calcio (Ca2+), los cuales son cruciales para mantener el potencial de membrana y generar potenciales de acción. En condiciones normales, la apertura y cierre de estos canales está altamente regulada para asegurar la correcta transmisión de señales nerviosas.
Durante la aplicación de la RFP, los spikes de alta energía generados por los pulsos eléctricos inducen cambios transitorios en la conductancia de estos canales iónicos. Los principales efectos incluyen:
- Modulación de los Canales de Sodio: Los picos de energía pueden provocar la inactivación temporal de los canales de sodio dependientes de voltaje, que son esenciales para la fase de despolarización del potencial de acción. Esto aumenta el umbral de excitación, haciendo más difícil que las neuronas alcancen el potencial necesario para disparar un potencial de acción.
- Afectación de los Canales de Potasio: La RFP también puede influir en los canales de potasio, que son responsables de la repolarización de la membrana después de un potencial de acción. La modificación de la función de estos canales puede prolongar el tiempo necesario que precisa la neurona para volver a su estado de reposo, limitando así la frecuencia de disparo.
- Interferencia con los Canales de Calcio: Los canales de calcio están involucrados en la liberación de neurotransmisores en las sinapsis, y su alteración puede reducir la liberación de sustancias que promueven la transmisión de la señal de dolor.
Efecto General sobre la Excitabilidad Neuronal
La interferencia con estos canales iónicos provoca una reducción general en la excitabilidad neuronal. Específicamente, al aumentar el umbral de excitación y prolongar el tiempo de repolarización de la membrana, tras la RFP, las neuronas se vuelven menos excitables y por tanto propensas a generar y propagar señales de dolor.
El resultado es una disminución de la percepción del dolor, lograda sin causar daño estructural a las neuronas, ya que la temperatura del tejido se mantiene por debajo del umbral de daño térmico (42 °C). Esta característica hace de la RFP una opción segura y efectiva para el tratamiento del dolor neuropático.